Nuestro refugio suele ser aquellos lugares que nos hacen sentir paz, aunque a veces suelen ser personas que llenan nuestro corazón de tranquilidad y podemos ser nosotros mismos cerca de ellos. Nuestro lugar seguro, son esas personas que llevamos en nuestro corazón, aunque no estemos físicamente cerca.
Estaba esperando escribir esto hasta estar más estable y ahora lo estoy. Ja, vuelvo a leer la última entrada y me da algo de pena. Les quiero decir (les explicaré más adelante) que las cosas no siempre son lo que parecen. Pero los momento de crisis te hacen pensar que si.
Les comentaré algo que hablé con mi psicóloga en mis últimas 2 citas y les explicaré la super explosión de la entrada anterior.
Afortunadamente, tuve mucho trabajo el semestre anterior, pero ese mucho trabajo, hizo que no tuviera tiempo para hacer cosas que bajaran el nivel de estrés. La cantidad de trabajo era abismal y tengo el ligero problema que quiero que todo salga bien, así que le dediqué más tiempo del saludable a mi trabajo.
Llegó el momento en qué exploté. Mi depresión y ansiedad se dispararon y mi mente voló inmediatamente a momentos y personas que ya no están aquí. En ese momento no tenía con quién hablar, las personas que eran mi conversación regular consiguieron otra conversación regular y pues… Se me cerró el mundo (ya dos amigos me regañaron por no haber hablado con ellos).
Y en ese momento, en mi momento más bajo, fue cuando escribí eso. Ja, estoy entre borrarlo y no, así que aprovechen si no lo han leído, para un poco de pena ajena.
Total, pasaron muchas cosas en ese lapso. Retomé comunicación con una prima con la que no hablaba como en… Más de 15 años, creo. Hablar con ella comenzó a sanar algunas heridas y a entender otras y aquí es el tema importante de todo esto.
Existen personas que se vuelven nuestro refugio, nuestro lugar seguro. Un lugar donde podemos ser nosotros mismos, decir y hacer todo sin temor de ser juzgados. Un lugar donde te sientes en casa. Yo solo tuve uno en el cuál podía decir y hacer casi todo en su totalidad.
Entonces, ¿qué pasó cuando llegué a ese punto de bajeza? Mi mente me transportaba a ese refugio ya inexistente y me hizo creer cosas que no y no tienen idea de lo difícil que fue volver a salir de ese agujero.
En alguna ocasión leí que es normal volver a un estado de duelo y retomar heridas del pasado y que duelen casi de la misma manera que el día 0. Es horrible, ojalá no les pase algo así.
Mi refugio, mi lugar seguro, un lugar donde puedo ser yo mismo y puedo decir y hacer todo sin temor es un sentimiento invaluable. Y realmente no es un lugar, muchas veces las personas con las que convivimos son las que construyen algo así a nuestro alrededor, y los más poderosos lo construyen solos, no tengo idea cómo.
Pensando en todo lo anterior; en cómo construí un refugio en personas que no valoraron las cosas que hacías por el amor que sentías hacia ellas, podemos vernos afectados de maneras descomunales. No quiero decir que nos deban algo, después de todo, lo que hicimos fue por amor, pero avanzando el tiempo, te das cuenta que diste más de lo que debiste dar y que solo recibías sobras. Escribí lo siguiente.
Y algunas veces, el hogar es encontrar confort en las notas musicales y en las estrofas que dicen lo que tu corazón siente. Hogar está en la voz de tu cantante favorito, en el amor y tiempo que le dedicas a crear una playlist, en las páginas de un buen libro. Hogar es refugiarte en la poesía, en las entradas que dejas en borradores para luego completar, es llegar a la familiaridad de voces ruidosas y caos. Hogar es mamá preparando la comida después de cuestionarte tu entera existencia y tu hermano recomendando un nuevo anime, también es tu papá cuando te envía un video que le pareció divertido. Hogar es comer con tu mejor amigo, compartir fotos de gatos, conversar, discutir, ver películas y series. Hogar es poder caminar con una bella paleta de cielo al atardecer con alguien que quieres después de haber tenido un día largo. Y no saben lo mucho que deseo, volver a sentir mi hogar en algún lado, no sé por qué no he podido encontrarlo desde aquel día. Sin importar a donde vaya o que haga, no puedo encontrarlo. Mi alma ha buscando tanto, a lo largo y ancho del océano y a través del cielo, pero sigue sin encontrar la paz, pues la última vez que me sentí en casa fue al mirar tus ojos, mi alma soltó un suspiro, pues sintió alivio. porque a veces, sentirse en casa no es un lugar, sino un par de ojos bonitos.
NDE: Esta nota fue escrita el año pasado, en diciembre para ser precisos, pero por alguna razón no la publiqué, creo que no he publicado nada desde hace mucho. Pero pues… Ya saben, la inestabilidad mental está cabrona.